sábado, 3 de diciembre de 2011

Acabarán los días, mas no los kilómetros

El frío de la mañana helaba mi cara mientras los kilómetros se iban acumulando en el cuenta de mi moto, el tráfico, escaso a esas horas, me recordaba aquellos momentos en los que fui otro, cuando iba encajado en una habitáculo metálico en busca de unas pocas judías que llevarme a la boca y callaba todo cuanto mi jefe me decía. Hoy las cosas son distintas, sigo teniendo que tragar algunas de aquellas asquerosas realidades que el mundo nos pone en el camino y que no podemos sortear, pero ya no me dedico a recorrer las carreteras metido en un asqueroso utilitario, ahora la carretera se rinde a mis pies mientras recorro este país de sagitario a lomos de mi yegua metálica, la única que hasta ahora nunca me ha fallado.

Se que dentro de poco saldrá el sol y esta chupa de cuero que ahora me protege del frío, pronto será un estorbo y el calor será tan sofocante que no me quedará más remedio que buscar un lugar en el que pasar la tarde hasta que el sol, de nuevo, se ponga y me permita seguir mi camino a ninguna parte. Ese será el momento en el que los demonios del hombre blanco aprovechen para atacarme, pero yo seré fuerte y resistiré sus envites cueste lo que cueste, porque yo soy libre, soy uno de los pocos que aun puede jactarse de no atenerse a las reglas del "gran hermano", se que viviré solo muchos años, pero también se que ello conlleva la gran responsabilidad de no estar sujeto a sus normas.

Yo, soy libre.

lunes, 12 de septiembre de 2011

SONRISAS PARA LOS MOTEROS

Me indigna la actitud de ciertos grupos que pretenden corromper un mundo que hasta ahora siempre ha despertado sonrisas en la gente y buenas vibraciones. Los moteros siempre han sido bienvenidos en España cuando llegaban en grupo, en los pueblos pequeños la gente sale a las puertas de las casas cuando escuchan el sonido de 10 o más motos cruzar sus calles, en las grandes ciudades, donde todo el mundo parece estar acostumbrado a todo, hay pocos que se abstengan de girar su cabeza cuando una gran bicilíndrica pasa llenado el ambiente de un estruendo que invita a ser libre.

Los niños sonríen y se acercan a ver tu moto cuando aparcas en la puerta de un bar, los mayores se fijan en las aerografías o en los motivos con que se decoran las motos custom. Hay incluso quien para su coche en medio de un puente cuando ve acercarse un grupo de motos por la carretera que pasa por debajo, solo para vernos.

Las motos, y más aun los grupos de moteros, hemos despertado la simpatía de la gente en general. Las grandes concentraciones son acogidas con amor e ilusión en los lugares en que se celebran. Los pequeños en brazos de sus madres saludan a los moteros al pasar, cosa que no hacen ni con los coches, ni con los camiones, ni con los carros de mulas. La gente asocia a las motos un "buen rollo" y un espíritu de libertad que ansían y por ello los moteros les caemos bien a casi todos.

Pero en este país corremos el peligro de destruir esta condición, epezamos a radicalizar demasiado el mundo de las motos. El Free Biker es una especie en peligro de estinción y los parches en la espalda empiezan a ser peligrosos según en qué ambientes se mueva uno. Leo noticias de grupos moteros que abofetean a otros en una fiesta, oigo comentarios sobre lo "peligroso" de lucir un símbolo equivocado, veo fricciones y ambientes tensos donde se supone que debía haber una gran fiesta y, sinceramente, no me gusta.

El respeto de unos a otros es básico, pero el respeto debe buscarse no con violencia, sino con diálogo y buenos gestos. Conocí a un motero con 80 años a quien níngún otro osaría faltarle el respeto, y en sus 80 años jamás usó la violencia para imponer ese respeto, solo su sonrisa, su amabilidad y su "buen rollo motero". He visto gente muy violenta  aquienes otros temían, pero jamas respetaron, porque el respeto sigue caminos muy divergentes a los de la violencia. El camino del motero debe seguir el curso del primero, nunca el de la segunda, y así, solo así, lograremos que la gente siga acogiéndonos con amabilidad y una sonrisa en la boca cuando entremos en sus ciudades. Esas concetraciones en las que el concierto de turno es incapaz de disimular la tensión entre grupos, son frías, vacías, sosas al fin y al cabo. Por eso quiero poner siempre como ejemplo Pingüinos, una reunión donde rezuma el espíritu motero, el auténtico, y donde a pesar de los -20º que a veces han registrado los termómetros, el ambiente es cálido como el del hogar, porque el espíritu motero prevalece sobre cualquier otra circunstancia y moteros de Alemania, España y Francia dialogan entre si, sin apenas entenderse unos a otros fonéticamente, pero no importa porque una sonrisa se entiende en cualquier parte del mundo y el lenguaje de las motos lo comprendemos todos los que de verdad amamos estos sencillos medios de transporte.

Ráfagas y saludos en V'sss

martes, 19 de julio de 2011

VIEJAS CARRETERAS QUE NUNCA OLVIDARÉ.

Hay carreteras que parecen estar olvidadas, carreteras que fueron importantes y que hoy, tras la llegada de grandes autovías y autopistas, han perdido su protagonismo en los mapas impresos de otra época. Carreteras que nunca dejarán de existir y por las que de verdad merece la pena pasar, especialmente cuando tu único destino eres tu mismo y tu reloj se quedó en casa bajo un viejo periódico.

Hace unos días emprendí uno de esos viajes en los que aunque parece estar todo programado, lo cierto es que al final se lo dejas todo al destino. El viaje estaba claro, ver en persona a unos grandes del rock, los ZZ Top, ese trío al que con lo básco de una banda, guitarra, bajo y bate´ria, les acabas sacando todo el jugo que es posble sacar a unos rockeros. Pero no voy a hablar aquí hoy de ese concierto, sino de las carreteras que conocí en mi viaje.

Una mañana desperté en un hotel antiguo del casco histórico de Córdoba, la noche anterior había sido mítica, de esas en las que prácticamente haces de todo lo que hay que hacer en una buena juerga cuando estás aljado de tu habitual ambiente. Una noche con alcohol, mujeres y hasta con pelea final antes de irme a dormir. Una noche de esas a las que poca gente suele atreverse. Al día siguiente el resacón era monumental y a penas si sabía donde estaba, una pequeña habitación interior de hotel, limpia, pero agobiante, casi me expulsó a la calle en busca de un sitio en el que desayunar, tras una ducha fría que terminó por desterrar la resaca de mi cabeza tras unos minutos bajo el agua, me puse mi chaleco y salí a la carretera.

Mi camino estaba claro, la nacional 432, una vieja carretera que une Córdoba con Granada y por la que apenas ya pasa nadie, desde que se abrió hace unas décadas la autovía del sur. Un trayecto agradable, con una temperatura que me sorpredió, especialmente si la comparaba con el calor que pasé el día antes en la ciudad cordobesa. Incluso hubo trayectos en los que una manga larga no me hubiera estorbado. A mitad de mi trayecto ma detuve en un polígono industrial, no recuerdo el nombre de la población, parecía olvidado, sufriendo las consecuencias de la crisis. Por 3'50 € desayuné como un verdadero rey, un vaso de zumo de naranja que parecía no acabarse nunca y las dos tostadas con aceite y tomate más grandes que recuerdo haberme comido nunca. Luego porseguí, disfrutando de aquella carretera solitaria por la que, de vez en cuando, me cruzaba con algún coche, no se si perdido o fugitivo, en los que apenas reparaba.

Llegué a mi destino, Alcaudete, entre Córdoba y Granada, pero en la provincia de Jaén, y allí me encontré con uno de esos nombres míticos de la carretera, el presidente de un club histórico, tanto casi como el, un motero de esos a los que casi da verguenza hablarles de motos, porque pocas cosas hay ya que no hayan vivido sobre dos ruedas. El y su capitan de ruta, dos grandes de la carretera.

No ha sido la única carretera que he surcado en esos días. El regreso a ese rincón que llamo hogar lo hice alejado de la gran pista, mi vuelta fue por otra de esas nacionales míticas condenadas al olvido. Los kilómetros de regreso fueron recorriendo la carretera que une Córdoba con (nada menos que) Tarragona, un verdadero placer también, la tranquilidad absoluta de un camino poco transitado, lejos del bullicio de las vías de alta capacidad, con curvas de esas que a veces te dan un susto, con paisajes de esos que creías desaparecidos del país. Pasar por Ciudad Real y Puertollano, pero por la puerta de atrás, subir hasta casa y saberte dueño de tu propio destino, ser el rey de tu propia nación interna, y quedarte con el recuerdo ue el sol ha querido dejar en tus brazos y el aire en tu cara.

sábado, 14 de mayo de 2011

GIRLS, BIKES & R'N'R

Los bikers, moteros, o como queramos llamarlos siempre van acompañados de tres cosas, sus motos (evidentemente), música, en el caso del mundo custom suele ser el Rock and Roll, y las chicas, mujeres guapas, provocativas a veces, y cada vez más... fuertes. Esto me encanta, que las mujeres que frecuentan el mundo de los moteros sean cada vez más fuertes, autónomas y capaces de ser personas independientes de los barbudos y melenudos moteros. 

Hay círculos y clubes en los que ser mujer es impedimento para ser miembro de pleno derecho y a lo más que se puede aspirar si has nacido sin pene es a ser la "chica de", es decir, a ir de paquete como mera acompañante, sin posibilidad de aportar ideas y por supuesto totalmente negada a participar en las decisiones. Siempre he dicho que todas las opciones son respetables, y en este caso aunque es difícil defender la "respetabilidad" de tal norma, no voy a cuestionarla ni a arremeter en absoluto contra ella, son normas de grupos concretos, simplemente. Se puede o no estar de acuerdo, pero ante todo la respetaré. Lo que si quiero hacer es decir que me encanta cuando veo a una mujer conduciendo su propia moto, y me gustaría que mi camino vital se curzase algún día con una de esas mujeres independientes y autónomas para conducir a su lado, no para llevarla. Me encantaría ver las carreteras de España llenas de mujeres moteras haciendo tanto ruido con sus tubos de escape como cualquier grupo de bikers.

Os dejo una foto guapísima, es una de esas mujeres fuertes que acaba de sacarse el carné de moto, una Pin Up capaz de conducir hasta el fin del mundo y a la que espero ver pronto haciendo uso del privilegio obtenido. La foto es obra de Miguel Córdoba.

miércoles, 2 de marzo de 2011

NIEVE EN LA CUNETA

Cuando la moto te gusta, cuando sientes que ir sobre dos ruedas es algo que te permite escapar de un mundo lleno de estrés, de malos rollos y de cotidianeidad absurda, nada te importa si no subir sobre tu moto y rodar, da igual las condiciones muchas veces, porque el beneficio, la satisfacción es muy superior incluso a los riesgos, que tomados con precaución y cabeza no son tantos.

Hace 15 días subimos al puerto de Mijares, en la provincia de Ávila, hasta llegar arriba la carretera es estrecha, casi de un único carril, llena de curvas a veces muy cerradas y en aquella ocasión con nieve en la cuneta. ¡Qué paisajes tan asombrosos! La verdad es que era una verdadera gozada mirar a tu alrededor mientras subías ese carreterín y ver, cuando la niebla lo permitía, la altura a la que estás, el paisaje nevado, la sierra rodeándote y mostrándose salvaje pero respetuosa.

El calor no me ha detenido nunca en un viaje sobre dos ruedas, pero desde luego el frío tampoco lo podrá hacer si la recompensa es ver algo así, porque realmente mereció la pena subir a más de 1500 metros, recorrer las interminables curvas y al final poder ver lo grande que es el mundo que nos rodea, todo lleno de carreteras por descubrir.

miércoles, 16 de febrero de 2011

LLUEVA, TRUENE O NIEVE...

Allways on the road, con esta frase tan americana se expresa un sentimiento muy motero que puede extrapolarse a todo el que monte sobre dos ruedas y un motor cuando esta afición es de verdad un sentimeinto. El pasado sábado se casaron dos de los más moteros de cuantos conozco, aunque por desgracia la economía les impide tener moto desde hace un tiempo, ella con su casaca roja llegó a la iglesia en un Plymouth Belvedere de los años 50 escoltado por cuatro motos ruidosas, una la mía, mi adorada Evil Vir resonó en la plaza al recogerla y en la puerta de la iglesia al dejarla. ¡Qué sensación más gradable! Debe ser emocionante ver como cuatro motos te escoltan hasta la puerta de la iglesia cuando eres motera de corazón.

Hace tiempo que no escribo ene ste blog, es cierto, me lo recordaba Julia, una nueva seguidora de esta espacio a la que doy la más calurosa bienvenida, y no te preocupes, Julia, si no conoces nada de este mundo, muchas veces esto es como una alergia, pasas de no haberte fijado nunca en ello a sentirlo en las venas como si fuera la sangre que siempre corrió por ellas. Yo espero que así sea en tu caso.

Hoy retomo la Ruta de Kwicks para hablar de esa boda y de la cita más espectacular que los moteros de este continente tienen en su agenda, la reunión Pingüinos en Valladolid. Soy asiduo a ella desde el año 1995, cuando llegué allí con una pequeña SR 250 Special y si ya de por si el mundo motero me enganchaba como la farla a los yonkis, a partir de ahí supe que nunca más querría ser otra cosa por encima de motero. La hermandad, la alegría, la fiesta a pesar todo ello de los -15ºC que se han llegado a alcanzar algún año. Así es Pingüinos, así es Valladolid en enero....

A todo aquel motero que ya haya estado allí no pedo decirle nada que nos epa ya, y al que nunca lo haya probado, le pido, no, le ordeno que se lo marque en la agenda del 2012, porque solo una vez que se llega a Pingüinos en moto (sin trampa, no vale llevarla en carro), pasa allí al menos una noche y conoce aquello, se entiende de verdad por qué los moteros sond e otra pasta.

Este domingo me voy para la sierra madrileña, ya os contaré más.