viernes, 14 de agosto de 2015

Lo que nos queda por vivir

Quieres creer que nada cambia, que todo permanece tal y como lo deseas recordar, pero no, los días pasan, los años hacen mella y los kilómetros se hacen irrepetibles. Nada es como cuando tenías 18 años y el carné recién sacado, los cromados de tu vieja primera moto no brillan como entonces, por mucho algodón mágico que le frotes y la gasolina ya no se paga con pesetas.

A menudo hago reflexiones sobre el paso de los años y suelo caer en el tópico de que cualquier tiempo pasado fue mejor, me fuerzo a tener morriña y a pensar que ya solo cabe avanzar al ocaso. Luego paras y reflexionas y te das cuenta de que la vida es mucho más que todo eso. Todo eso que ya pasó y disfrutamos como solo un motero sabe disfrutar. Y si, he dicho bien, solo un motero sabe disfrutar, porque algo tenemos los que nos apasionan las dos ruedas que nos hace saber disfrutar mucho más los pequeños momentos de la vida y volvernos locos con los grandes recuerdos que nos deja.

Ya no se dónde andará mi pequeña SR 250S, mi XV1100 permanece parada en un garaje y los miles de recuerdos y buenos momentos que me dejó quedaron aparcados con ella. Algunos compañeros, algunos familiares ya no ruedan junto a mi, algunos amigos se olvidaron de que lo fuimos, algunas mujeres... En fin. Todo eso queda atrás, quizás latente aun y por los siglos, todo eso pasó y no volverá, pero es una equivocación pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque realmente no sabemos que nos traerán los tiempos futuros que aun están por escribirse.

Nos quedan muchas carreteras por descubrir y otras muchas por recuperar, nos quedan muchos amigos, compañeros y hermanos por conocer, no quedan aun muchos lugares por visitar y muchas cervezas por agotar. Todo eso que nos vamos a ir encontrando de aquí en adelante no va a sustituir lo que ya pasó, ni mucho menos, pero no se trata de eso, no se trata de sustituir, sino de sumar. La suma es lo que nos ha hecho llegar hasta aquí y lo que nos ha de hacer seguir avanzando hasta encontrar nuestro destino, o tal vez hasta afianzarlo si hace tiempo que ya lo encontramos.

Rueda y vive, bro.