miércoles, 26 de julio de 2017

El Motorbeach en el paraíso

Sin duda Asturias es, como reza el lema de la moto de piedra en Cangas de Onís, un paraiso de curvas, una verdadera historia de amor para los moteros. Ya había estado por el Principado en moto en otras ocasiones, pero este año he ido a descubrir un festival muy distinto a la mayoría de los que conozco, el Motorbeach.

Se trata de un festival en el que conviven moteros, surferos, campinstas y caravaneros, todos en armonía bajo el techo de los grupos de rock que no dejan de sonar durante toda la tarde y hasta bien entrada la noche. La zona de acampada es una verdadera gozada, en hierba natural, al lado de la playa de La Espasa y embebidos en un ambiente de salitre y gasolina (como señala uno de los eslóganes del evento) sin que el sonido de los motores de las café racer y otras motos dejen de sonar, dando vueltas en la pista circular de tierra, al pié de un pequeño acantilado, mientras los Gipsy Wall of Dead ponen el punto "sucio" y un espectáculo digno de las pelis de Tarantino, aunque con un excesivo precio si tenemos en cuenta que ya se han pagado 33 euros para entrar al recinto. Todo ello te hace perder todo contacto con la realidad del día a día, del trabajo, de la rutina de nuestras vidas cotidianas.

Pero además del festival en sí, lo que relamente hace que valga la pena un viaje así son las carreteras asturianas, especialmente las nacionales y autonómicas, que deben recorrerse a baja velocidad, por lo sorprendentes y encorvadas, pero también porque deben verse despacio y sin prisas, observando la belleza casi única de esos parajes. Carreteras enmarcadas en un maravilloso entorno verde, un verde brillo que llena el alma del motero mientras relaja el puño derecho para que de tiempo a verlo todo, a no perderse detalle. La carretera que une Colunga con Arriondas, o la que sube hasta los lagos de Covadonga, si tienes la suerte de pillarla abierta, ya que se cierra al tráfico cuando este es muy intenso y solo pueden subir autobuses. Y ya de regreso, si te pilla bien la ruta y no tienes prisa en llegar a casa, lo recomendable es pillar el desfiladero de Los Bellos, que une Cangas de Onís con León, aunque en este viaje a nosotros no nos dio tiempo y regresamos por la autovía.

En definitiva, Asturias es no solo un paraiso natural, sino también un paraiso motero.