lunes, 28 de diciembre de 2015

Rodando con tus hermanos

Lo he dicho en numerosas ocasiones, viajar solo en moto es un verdadero placer, una auténtica terapia para evadirse de los problemas, para relajar la mente y para calmar el alma, pero también es cierto que estar acompañado en ese viaje es igualmente importante, todo depende del momento y de las circunstancias.

Viajar con tus compañeros, con aquellos a los que consideras más cercanos en este mundo de las motos, es igualmente terapéutico, viajar al lado (quien dice al lado dice delante o detrás o en medio) de aquellos en quienes confías plenamente, de aquellos que sientes que han estado a tu lado cuando lo has necesitado, de aquellos que llamas con orgullo amigos, hermanos, es una forma de saber que están ahí y de demostrarles que tú estarás ahí para ellos. Viajes, sin duda, a concentraciones, eventos multitudinarios, que guardarás como un recuerdo para siempre, sobre todo por las juergas, por las fiestas y por la nueva gente que conocerás. Pero los viajes a lugares más recónditos, a sitios en los que probablemente no te vas a cruzar con ningún otro motero, salvo con esos que te acompañan, es uno de los grandes placeres de esta forma de vida.

Recientemente hice uno por la carretera CM310 y disfruté a pesar del tiempo, que se iba poniendo oscuro y frío a medida que avanzábamos. Uno de esos micro-placeres que se van juntando durante el viaje para construir el gran placer que es disfrutar de la ruta, son, por ejemplo, los olores. En pleno mes de diciembre viajar por una carretera por la que casi nadie más lo hace, dadas las fechas navideñas, es algo que va dejando en ti un gran poso. Los olores a leña que arde en alguna chimenea o en alguna barbacoa recónditas, que ni siquiera alcanzas a ver, esos olores a leña que se van sucediendo a lo largo de los pueblos y que en alguna que otra ocasión se mezclan con el olor alguna carne que se está asando encima de la leña, en unas parrillas que se te antojan hechas de manera casi rudimentaria. El frío que penetra por tus huesos y qué combates en la primera parada con un café caliente en un bar de pueblo, donde aún no han llegado las tazas del wc y siguen con esas viejas tazas turcas con un único agujero y dos pedales para posar tus pies, esos bares con barras hechas de obra pintados con Titanlux y decorado en sus paredes con trofeos que ha ganado, probablemente, algún equipo patrocinado por el bar y fotos de los que abrieron ese lugar, de los abuelos de quienes te atienden, con su botella de anís El Mono y Licor 43 en las estanterías y pocas más. Pero eso sí, que te atienden con amabilidad y con cariño. Eso es una auténtica ruta motera y lo mejor de todo es compartirla con quienes tienes más cerca, con los tuyos, con tu familia motera.

Ráfagas, os veo en la carretera

lunes, 30 de noviembre de 2015

Iberian Motards

En mayo de este año empezamos una nueva andadura en esta larga trayectoria sobre las dos ruedas y, no se por qué, pero tengo la sensación de que esta es la definitiva. Junto con otros cinco amigos, compañeros, hermanos, fundamos Iberian Motards Bikers Club, resultado de una gran ilusión para quedarnos durante mucho tiempo, con respeto hacia los clubes que estaban aquí mucho antes que nosotros y con ganas de establecer buenas relaciones con todos. Nuestro único objetivo es disfrutar de la moto y vivirla cada minuto como si fuera el último, sin molestar a nadie, sin quitarle nada a nadie, pero sintiendo que el aire en la cara es nuestro único dueño y señor.

No somos nuevos en esto, el club es nuevo, pero nosotros llevamos muchos años sobre las dos ruedas, nos conocéis muchos, otros nos iréis conociendo, y con todos unas cervezas y unas risas allá donde nos encontremos.

¡Larga vida a Iberian Motards!

viernes, 14 de agosto de 2015

Lo que nos queda por vivir

Quieres creer que nada cambia, que todo permanece tal y como lo deseas recordar, pero no, los días pasan, los años hacen mella y los kilómetros se hacen irrepetibles. Nada es como cuando tenías 18 años y el carné recién sacado, los cromados de tu vieja primera moto no brillan como entonces, por mucho algodón mágico que le frotes y la gasolina ya no se paga con pesetas.

A menudo hago reflexiones sobre el paso de los años y suelo caer en el tópico de que cualquier tiempo pasado fue mejor, me fuerzo a tener morriña y a pensar que ya solo cabe avanzar al ocaso. Luego paras y reflexionas y te das cuenta de que la vida es mucho más que todo eso. Todo eso que ya pasó y disfrutamos como solo un motero sabe disfrutar. Y si, he dicho bien, solo un motero sabe disfrutar, porque algo tenemos los que nos apasionan las dos ruedas que nos hace saber disfrutar mucho más los pequeños momentos de la vida y volvernos locos con los grandes recuerdos que nos deja.

Ya no se dónde andará mi pequeña SR 250S, mi XV1100 permanece parada en un garaje y los miles de recuerdos y buenos momentos que me dejó quedaron aparcados con ella. Algunos compañeros, algunos familiares ya no ruedan junto a mi, algunos amigos se olvidaron de que lo fuimos, algunas mujeres... En fin. Todo eso queda atrás, quizás latente aun y por los siglos, todo eso pasó y no volverá, pero es una equivocación pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque realmente no sabemos que nos traerán los tiempos futuros que aun están por escribirse.

Nos quedan muchas carreteras por descubrir y otras muchas por recuperar, nos quedan muchos amigos, compañeros y hermanos por conocer, no quedan aun muchos lugares por visitar y muchas cervezas por agotar. Todo eso que nos vamos a ir encontrando de aquí en adelante no va a sustituir lo que ya pasó, ni mucho menos, pero no se trata de eso, no se trata de sustituir, sino de sumar. La suma es lo que nos ha hecho llegar hasta aquí y lo que nos ha de hacer seguir avanzando hasta encontrar nuestro destino, o tal vez hasta afianzarlo si hace tiempo que ya lo encontramos.

Rueda y vive, bro.

martes, 10 de marzo de 2015

Hagamos kilómetros por Nayra

Hay veces en las que una mirada te remueve el alma, este es el caso de Nayra, una niña de 4 años que nos necesita a todos, ella y sus padres. Esta niña sufre una grave cardiopatía incurable en España, en nuestro país no existe forma médica ni científica de salvarla, para poder tener una opción de seguir adelante con su vida necesita ser operada en Estados Unidos, una intervención que cuesta 700.000 euros, como lo lees, casi un millón de euros. Por este motivo se están llevando a cabo actos benéficos a lo largo de toda España para recaudar ese dinero, actos de toda índole, como conciertos, corridas de toros, festivales y todo lo que se les ocurre a muchas personas que quieren ayudar a que Nayra siga sonriendo durante muchos años más. 

Uno de estos actos es la campaña denominada Kilómetros por Nayra, una iniciativa motera de Veteranos MC que está llevandose a cabo por toda España gracias a los clubes moteros que están colaborando con ellos. En Ciudad Real Veteranos MC se puso en contacto con Ktakens MC Ciudad Real, a quienes no les ha costado mucho encontrar la ayuda de otros clubes de la provincia como Malasangre Gang Ciudad Real Prospect, Calatravos Custom-Club, Más Carretera, Mancha Custom Club, HDC La Mancha, El club de los Cinco, HOG de Cadiz y Moteros Solidarios de Ciudad Real Motorock. La localidad elegida para celebrar este acontecimiento en la provincia de Ciudad Real ha sido Alcázar de san Juan, y el lugar el Rolling Rock Bar. Quiero invitaros, pediros y si pudiera obligaros a tod@s que acudáis a esta importante cita, porque será una gran fiesta motera de esas que nos gustan a todos, pero sobretodo porque hay una niña de 4 años que necesita que vayáis, que vayamos todos.

Los actos comenzarán el día 21 a las 11 y media de la mañana y el precio de las inscripción será de 8 euros, de los 5 irán directamente destinados a sufragar esos 700.000 eruos que necesitan los padres de Nayra para operarla (los otros 3 serán para cubrir gastos, aquí nadie hace negocio). Además se podrá colaborar con aportaciones económicas fuera de la inscripción y el evento estará abierto a todo el público, sean o no moteros, porque Nayra lo necesita.

Aquí os dejo los enlaces a la web y redes sociales para que consultéis toda la información del caso de Nayra.

Ráfagas y solidaridad, moteros.

domingo, 8 de marzo de 2015

Ruta en solitario

viernes, 9 de enero de 2015

La aventura del aire en la cara

Dicen que solo un perro cuando asoma la cabeza por la ventana de un coche en marcha puede llegar a entender lo que siente un motero. Me hizo gracia la primera vez que escuché esa frase, porque realmente creo que esos perros que asoman las cabezas cuando van con sus dueños en el coche son de las pocas criaturas que pueden entender porque elegimos una moto en lugar de un calentito y protegido enlatado. No sabría explicar el porqué de la elección, pero si se explicar como aflora una extraña felicidad cuando subo en moto, cuando me alejo de las ciudades, de los núcleos urbanos, adentrándome en la infinita carretera, en la perpetua autovía, para llenar mi vida de aire en la cara y de sensaciones que se multiplican sobre las dos ruedas.

Puede que los viajes duren horas, que tarde un día entero en recorrer 700 kilómetros, o tal vez solo sean 60 minutos y un café en el bar de algún viejo conocido de la ruta, pero ese momento, ese viaje que necesitamos aquellos a quienes nos apasiona la moto, es el mejor rato que podemos imaginar, el momento en el que somos libres, en el que el mundo es nuestro, ya sea en grupo multitudinario o en solitario, esa es nuestra patria verdadera.

A veces salgo sin rumbo, sin apenas dinero en los bolsillos, con una única meta, disfrutar, porque como siempre digo, cuando vas en moto el viaje en sí es el destino. Cuando llevo unos kilómetros comienzo a otear el panorama en busca de un camino perpendicular al asfalto, cuando lo encuentro me adentro en el y busco más aventura de la que el negro suelo de las carreteras es capaz de darme. Esos caminos que a veces me conducen a lugares inimaginables, otras veces a un fiasco que no hace sino despertarme una sonrisa y obligarme a volver sobre mis propias rodadas. Eso si, siempre con mi campanita por si los criters acechan mi camino.