lunes, 12 de septiembre de 2011

SONRISAS PARA LOS MOTEROS

Me indigna la actitud de ciertos grupos que pretenden corromper un mundo que hasta ahora siempre ha despertado sonrisas en la gente y buenas vibraciones. Los moteros siempre han sido bienvenidos en España cuando llegaban en grupo, en los pueblos pequeños la gente sale a las puertas de las casas cuando escuchan el sonido de 10 o más motos cruzar sus calles, en las grandes ciudades, donde todo el mundo parece estar acostumbrado a todo, hay pocos que se abstengan de girar su cabeza cuando una gran bicilíndrica pasa llenado el ambiente de un estruendo que invita a ser libre.

Los niños sonríen y se acercan a ver tu moto cuando aparcas en la puerta de un bar, los mayores se fijan en las aerografías o en los motivos con que se decoran las motos custom. Hay incluso quien para su coche en medio de un puente cuando ve acercarse un grupo de motos por la carretera que pasa por debajo, solo para vernos.

Las motos, y más aun los grupos de moteros, hemos despertado la simpatía de la gente en general. Las grandes concentraciones son acogidas con amor e ilusión en los lugares en que se celebran. Los pequeños en brazos de sus madres saludan a los moteros al pasar, cosa que no hacen ni con los coches, ni con los camiones, ni con los carros de mulas. La gente asocia a las motos un "buen rollo" y un espíritu de libertad que ansían y por ello los moteros les caemos bien a casi todos.

Pero en este país corremos el peligro de destruir esta condición, epezamos a radicalizar demasiado el mundo de las motos. El Free Biker es una especie en peligro de estinción y los parches en la espalda empiezan a ser peligrosos según en qué ambientes se mueva uno. Leo noticias de grupos moteros que abofetean a otros en una fiesta, oigo comentarios sobre lo "peligroso" de lucir un símbolo equivocado, veo fricciones y ambientes tensos donde se supone que debía haber una gran fiesta y, sinceramente, no me gusta.

El respeto de unos a otros es básico, pero el respeto debe buscarse no con violencia, sino con diálogo y buenos gestos. Conocí a un motero con 80 años a quien níngún otro osaría faltarle el respeto, y en sus 80 años jamás usó la violencia para imponer ese respeto, solo su sonrisa, su amabilidad y su "buen rollo motero". He visto gente muy violenta  aquienes otros temían, pero jamas respetaron, porque el respeto sigue caminos muy divergentes a los de la violencia. El camino del motero debe seguir el curso del primero, nunca el de la segunda, y así, solo así, lograremos que la gente siga acogiéndonos con amabilidad y una sonrisa en la boca cuando entremos en sus ciudades. Esas concetraciones en las que el concierto de turno es incapaz de disimular la tensión entre grupos, son frías, vacías, sosas al fin y al cabo. Por eso quiero poner siempre como ejemplo Pingüinos, una reunión donde rezuma el espíritu motero, el auténtico, y donde a pesar de los -20º que a veces han registrado los termómetros, el ambiente es cálido como el del hogar, porque el espíritu motero prevalece sobre cualquier otra circunstancia y moteros de Alemania, España y Francia dialogan entre si, sin apenas entenderse unos a otros fonéticamente, pero no importa porque una sonrisa se entiende en cualquier parte del mundo y el lenguaje de las motos lo comprendemos todos los que de verdad amamos estos sencillos medios de transporte.

Ráfagas y saludos en V'sss