viernes, 2 de agosto de 2019

Ser motero, de la ficción a la realidad

Siempre he dicho que si me pillaran ahora los veintipico años, sabiendo lo que sé hoy y habiendo vivido lo que he vivido y visto hasta ahora, muchas cosas iban a cambiar. Cosas que no hice en su momento (o hice mal) y que muy probablemente hoy haría si dispusiera de nuevo de estas dos décadas en mi vida para resetearlas y empezar de nuevo.

A la mayoría de la gente que se inicia en el mundo de las motos, en el mundo custom especialmente, cuando le hablas de un club motero inmediatamente piensa en series que todos conocemos de televisión, o más concretamente en una, Sons of Anarchy. Esta seria, aunque desvela mucho de verdad de lo que sucede en ese mundo, más bien al otro lado del Atlántico que aquí, no deja de ser ficción y eso nunca debemos olvidarlo. Esta historia de los Teller y su club ha imprimido a los clubes de moteros una visión emocionante, muchos aprendieron como se consiguen los tres parches, los "estatus" de los diferentes miembros en un club, etc.

Pero volviendo al tema anterior, hay que recordar que las películas, la ficción, no suelen mostrar situaciones de la vida real, unirse a un club, especialmente a un MC o club serio que no quede en lo "básico" (podríamos llamarlo así) supone muchas más cosas de las que vemos en películas, sentimientos, responsabilidades.

Hay mucha gente, he conocido a un buen puñado en mis años sobre las dos ruedas, que en principio nunca pensaron en formar parte de estos clubes, pero una vez que empiezas a rodar, a hacer kilómetros y conocer este MUNDO, con mayúsculas, te empieza a apetecer más y más disfrutar de la compañía de personas con tus mismos intereses, montar en moto se convierte en algo más que una manera de desplazarte, entender el por qué de muchas cosas que antes ni te planteaste y hasta, si me lo permitís, separarte un poco más de esas maneras de hacer y vivir que siempre nos dijeron que eran las correctas.

De este modo muchos que pensaron que jamás serían parte de una de estas familias moteras, acabaron llevando sus colores porque encontraron entre sus nuevos hermanos mucho más que el olor a gasolina y el ruido de un motor.

Ahí es donde llega lo que unos llamarían problema y otros entenderán como la solución, cuando descubres que familias puede haber más que la de sangre, que hermanos pueden llegar a ser otros con los que no compartes padres, entiendes porque nos abrazamos los moteros cuando nos vemos y nos despedimos, porque un chaleco y sus parches son mucho más que una prenda de vestir y unos bordados cosidos al cuero.

Iberian Motards Bikers Club
En mi vida motera he pasado por varios clubes, uno en el que crecí, una peña motera de la que aprendí mucho, saqué grandes amigos y aprendí a dibujar el camino. Del segundo, un MC, me quedo con algún hermano que lo será para siempre, con aprendizajes que me abrieron los ojos y descubrí que no todos llevan unos colores porque los sientan, sino porque con ellos creen ser alguien y, os diré muy seriamente, que los colores de un MC no te convierten en alguien mejor, sino que es precisamente la persona que lleva los colores quien hace grande al club. Mucho ojo con esto.

Actualmente llevo con mucho orgullo, más que ningunos otros antes, unos colores que son muy especiales y creo estar seguro, por primera vez, de que es algo que sentimos todos los que los llevamos, todos mis hermanos Iberian Motards se sienten orgullosos de lo que llevan y eso me hace sentir mucho más orgulloso aún. Como dije antes, somos las personas, con nuestros actos, con nuestro compromiso, quienes hacemos grande al club. Por eso, cuando amas a un club tanto, un club cuya reputación habéis construido tu y quienes como tu llevan sus colores, no debes permitir que nadie lo ensucie, no puedes abrir la puerta a la ligera cuando llamen, ni puedes cerrarla con candado a los que están dentro.

No se aprende a ser motero viendo la tele, se aprende con pasión y haciendo kilómetros. . Soy Iberian Motard, somos Iberian Motards, lo que ves es lo que hay, así debería ser siempre.

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